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0 - Prefacio a la primera edición inglesa

Cinco cartas sobre el culto y el ministerio por el Espíritu


Las cartas que siguen fueron dirigidas, hace muchos años, a una asamblea de cristianos, con los que el autor estaba particularmente relacionado, tanto por su servicio entre ellos como por su afecto; y esto le dio el valor para hablar muy libremente con ellos sobre temas de profundo interés mutuo. A partir de entonces, se le pidió a menudo que publicara estas cartas, pero siempre se negó, temiendo que lo que era aplicable a una asamblea dada, en un estado determinado, no se adaptara tan bien a las necesidades de otras asambleas cristianas, cuya condición podía ser muy diferente. Temía, además, dar la impresión de ocupar, entre sus hermanos en general, una posición que no se habría atribuido en su propia localidad, pero que le era concedida con alegría por aquellos entre los que había tenido la dicha y el privilegio de trabajar para el Señor. Estas 2 objeciones fueron eliminadas por el hecho de que copias manuscritas de estas cartas circulaban en diversos lugares… una especie de semi-publicidad que puede, con razón, dar lugar a objeciones muy serias. Las facilidades que tal modo de circulación ofrece para la diseminación clandestina de errores mortales son seguramente suficientes para hacer que aquellos que tienen el cuidado de las almas en el corazón, sean celosos de difundir la verdad. Por esta razón se han publicado las cartas que siguen. Sus alegaciones pueden ser sometidas a la prueba de la santa Palabra de Dios. Y si contuvieran algo contrario a sus enseñanzas, nadie estará más agradecido que el autor por la corrección de sus errores mediante esta regla pura y perfecta de la verdad.

15 años de variada experiencia han contribuido a arraigar y fortalecer la convicción de que tanto el curso como la posición indicados en estas cartas son de Dios, cualesquiera que hayan sido los fallos de los hombres que los adoptaron. Lo que necesitamos es paciencia, fe en el Dios vivo, amor a Cristo, verdadera sumisión al Espíritu, estudio diligente de la Palabra y sumisión sincera de unos a otros en el temor del Señor.

Solo tenemos que añadir que, al preparar estas páginas para la imprenta, nos hemos tomado la libertad de hacer los cambios que exigían las actuales percepciones de las Escrituras, y de omitir o modificar ciertas expresiones que podrían haber indicado la asamblea particular a la que iban dirigidas las cartas.

Tal como están, se recomiendan para la bendición de Dios y la conciencia de los santos.

W.T. 1857


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