El Señor Está Cerca

Viernes
16
Agosto

Estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre… Estad firmes en la fe.

(1 Corintios 15:58; 16:13)

Estar firmes

La idea principal de estos pasajes es la estabilidad. Debemos ser firmes e inconmovibles, y para ello debemos permanecer firmes en la fe. No puede haber estabilidad en el carácter cristiano a menos que nuestra fe esté profundamente arraigada, y para ello debemos estar bien instruidos en lo que es la fe (véase 1 Ti. 4:6). Para esto, debemos leer con diligencia la Palabra de Dios y darle el lugar de autoridad que le corresponde en nuestras almas. Es fatal acercarse a ella confiando en nuestras capacidades intelectuales. Si ese es el caso, la leeremos según nuestros propios pensamientos acerca de ella en lugar de extraer los pensamientos de Dios.

Un poco antes en esta Epístola, Pablo escribió: “¿Acaso ha salido de vosotros la palabra de Dios, o solo a vosotros ha llegado?” (1 Co. 14:36). La verdad es que la Palabra de Dios ha venido a nosotros, nunca ha salido de nosotros. Nuestra función, por tanto, es recibirla humilde e implícitamente, y cuanto más espirituales seamos, más plenamente lo haremos. ¡Qué estabilidad se confiere al alma arraigada en la fe y cimentada en la Palabra de Dios! El creyente de mentalidad mundana es necesariamente inestable. Está más o menos a merced de las fuertes corrientes y contracorrientes de los pensamientos y de las opiniones humanos, pues hay modas que prevalecen en el mundo del pensamiento como en el de la vestimenta. No ocurre lo mismo con el creyente, cuya fe descansa en lo que con razón se ha llamado «la roca inexpugnable de las Sagradas Escrituras».

Pablo escribió: “Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes” (1 Co. 15:58), y lo estamos, porque Cristo resucitado y el mundo de gloria que está unido a él resplandecen ante nuestra fe: entonces llegamos a ser inamovibles. Además, debemos estar creciendo en la obra del Señor siempre. El cristiano que, en lo que concierne la fe y el carácter, es el más inamovible, será, en lo que concierne los intereses del Señor, el más disponible.

F. B. Hole

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