El Señor Está Cerca

Jueves
15
Agosto

Y por haber oído estos decretos y haberlos guardado y puesto por obra, Jehová tu Dios guardará contigo el pacto y la misericordia que juró a tus padres. Y te amará, te bendecirá y te multiplicará.

(Deuteronomio 7:12-13)

El amor, la bendición y la multiplicación de Dios

Este capítulo de Deuteronomio trata principalmente acerca de la separación de Israel de las otras naciones. En el versículo 6 se menciona la razón principal por la cual esto era necesario: “Porque tú eres pueblo santo para el Señor tu Dios; el Señor tu Dios te ha escogido para ser pueblo suyo” (NBLA). Israel había sido elegido por el Dios vivo y verdadero para que fuera su posesión. Aunque esta separación pudiera parecer dura, era esencial para que pudieran disfrutar de las bendiciones y la presencia ininterrumpida del Dios muy santo que moraba en medio de ellos.

Si los hijos de Israel oían, obedecían y cumplían los mandamientos, tenían la promesa de que Dios los amaría, los bendeciría y los multiplicaría. “Estas cosas les acontecieron como ejemplo” (1 Co. 10:11). Lo mismo es aplicable a los creyentes en la actualidad. La separación del mundo, en términos de pensamiento y comportamiento, es absolutamente necesaria para que podamos experimentar el amor, las bendiciones y el crecimiento espiritual que Dios nos brinda a través del Espíritu Santo. Si nos conformamos a los patrones y valores del mundo, estaremos apagando y entristeciendo al Espíritu Santo, privándonos de estas bendiciones. Pero si nos encontramos en un buen estado espiritual, el Espíritu Santo puede llenarnos con el amor de Dios que ha sido derramado en nuestros corazones (Ro. 5:5). Él nos revelará las verdades acerca de Cristo y nos permitirá disfrutar de nuestras bendiciones espirituales (Jn. 16:15; 1 Co. 2:10, 12). Además, el Espíritu Santo nos ayudará a crecer espiritualmente (Ef. 5:18-20), y nuestras familias (Ef. 5:22-6:4) e iglesias locales (Hch. 9:31) también crecerán y prosperarán.

“Amados, teniendo estas promesas, limpiémonos de toda inmundicia de la carne y del espíritu” (2 Co. 7:1 NBLA), y disfrutemos ricamente del amor, la bendición y la multiplicación de Dios en nuestras vidas.

Alexandre Leclerc

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