El Señor Está Cerca

Viernes
6
Diciembre

Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.

(Gálatas 6:1)

Mansedumbre para restaurar a quienes han caído

El apóstol les dice a los hermanos que muestren un espíritu de mansedumbre cuando lleven a cabo la tarea de restauración de alguien que ha caído en pecado. Si no somos amables, no podremos llevar a cabo tal tarea. Un espíritu duro y legalista no restaurará a nadie, sino que solo lo alejará más. He oído a más de una persona decir entre lágrimas: «¡Me han echado!» ¡Necesitamos urgentemente verdaderos pastores!

Sin embargo, hay una razón muy importante por la que debemos mostrar un espíritu de mansedumbre, y el apóstol nos dice por qué: “Considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado”. Es probable que me olvide de que soy tan propenso a caer como mi hermano. Por lo tanto, necesito prestar atención a mis propias acciones. Así que debo tener cuidado de mí mismo en primer lugar. Luego, si no me acerco a mi hermano caído con un espíritu de mansedumbre, entonces es mejor no hacerlo. Debo acercarme a él con un espíritu amable y prestando atención a mí mismo, no sea que yo también sea tentado.

Hay asambleas de cristianos que creen que quienes han sido excluidos de la Mesa del Señor han sido testigos de la pureza y santidad de la Asamblea. Pero esto no es así, queridos hermanos. En realidad, quizás son testigos de nuestra falta de espiritualidad, pues los excluidos podrían haber sido restaurados y traídos de vuelta. Recordamos que Pablo le escribió a los corintios que excluyeran a quien había caído en pecado (1 Co. 5:13). Ellos obedecieron, y esta persona se arrepintió y casi fue consumido por la tristeza. Y el apóstol, que les había dicho que lo excluyeran, luego les escribe rápidamente para que lo restauren (2 Co. 2:7). ¡Cuán importante es tener un corazón rebosante del amor de Cristo y que cuide de sus ovejas hoy en día!

G. C. Willis

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