El Señor Está Cerca

Jueves
1
Agosto

Pusieron el arca de Dios sobre un carro nuevo, y la llevaron de la casa de Abinadab, que estaba en el collado; y Uza y Ahío… guiaban el carro nuevo.

(2 Samuel 6:3)

Dios desea obediencia, no “carros nuevos”

El error radicó en no obedecer las directrices divinas para transportar el arca del Dios vivo: debía ser cargada sobre los hombros de varones designados para ello (1 Cr. 15:15). Si hubieran seguido esta sencilla instrucción, no habría habido tropezones de bueyes ni el arca se habría balanceado peligrosamente, y Uza no habría tenido que extender su mano. La manifestación de Dios buscaba recordar a los hombres la importancia de una obediencia absoluta a las reglas y regulacion es establecidas en el código levítico. Su negligencia era un ultraje a Dios. Aunque Uza tuviera buenas intenciones, su desobediencia le costó la vida, David también desobedeció, por no cumplir el mandato divino respecto al transporte del arca.

Nos gusta llevar carros nuevos a Dios. A menudo los construimos con buenos propósitos, y en ellos colocamos el Arca de Dios. Nos proponemos ser diferentes, y en nuestros nuevos esfuerzos decimos que el Señor de los Ejércitos cabalgará sobre ellos; pero nosotros somos quienes los conducen, y si es necesario, terminaremos intentando sostener el Arca. No pasará mucho tiempo antes de que los bueyes tropiecen, y aquel que conduce (Uza), caiga herido hasta el polvo de la muerte.

Dios no busca carros nuevos, sino los hombros vivos de varones consagrados. Debemos vivir para él, entregándonos a su servicio; no conduciendo, sino siendo conducidos; no imponiendo nuestras ideas, sino estando dispuestos a someternos completamente a él. Si tan solo le obedecemos y, en obediencia, descubrimos las leyes mediante las cuales podemos acercarnos y servirle, entonces el poder que de otro modo se desataría para destruir se convertirá en el útil siervo de nuestra fe, y seremos capaces de emprender grandes cosas para Dios.

F. B. Meyer

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