El Señor Está Cerca

Jueves
2
Junio

Ya está en acción el misterio de la iniquidad; solo que hay quien al presente lo detiene, hasta que Él a su vez sea quitado de en medio. Y entonces se manifestará aquel inicuo.

(2 Tesalonicenses 2:7-8)

El misterio de la iniquidad

El apóstol Pablo expresa su alegría al escribirle a sus amados her­manos en Tesalónica debido al crecimiento de su fe, la cual se evi­denciaba en su amor unos por otros. Él utilizó esta oportunidad para advertirlos de la enseñanza falsa y peligrosa que circulaba acerca del Día del Señor –el momento en el que caerá el justo juicio de Dios sobre los impíos.

En los días del apóstol, la iniquidad ya estaba en acción en su forma secreta o misteriosa. Había un intento de socavar la verdad y perturbar a los creyentes en Tesalónica, pues había personas que buscaban persuadirlos de que el Día del Señor ya había llegado. Sin embargo, Pablo les asegura que sus sufrimientos de parte de los injustos no correspondían al Día del Señor. Cuando la verdadera Iglesia de Dios haya entrado en su descanso en el arrebatamiento, entonces los impíos que hayan quedado sufrirán el justo juicio de Dios.

Luego de que los creyentes sean arrebatados (1 Tes. 4:15-17), y por este motivo se haya eliminado toda limitación, entonces la iniquidad vendrá como un diluvio. Entonces el «hombre de pecado» (2 Tes. 2:3), el «inicuo», se manifestará, exaltándose a sí mismo como Dios, sentándose en el templo de Dios, y queriendo tomar el lugar de Dios. Esto será el clímax del mal resumido en un hombre, este hombre de pecado, a quien el Señor consumirá con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida. A medida que vemos que este día de impiedad e iniquidad se acerca, las siguientes palabras nos consuelan y animan: «Debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros… [el cual] os llamó mediante nuestro evangelio, para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo» (2 Tes. 2:13-14).

Jacob Redekop

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