POBRE, DÉBIL

A - Nombres

˓Anî (6041, ענִִי), «pobre; débil; afligido; humilde». Este vocablo, que también se encuentra en arameo temprano y en hebreo posbíblico, aparece en todos los períodos del hebreo de la Biblia unas 76 veces.

Este nombre se usa a menudo en paralelismo sinónimo con ˒ebyôn («necesitado») y/o dal («pobre»); difiere de estos en que enfatiza alguna clase de incapacidad o aflicción. Un jornalero, por estar en una condición social y material subordinada (opresiva), se considera tanto ˒ebyôn como ˓anî: «No explotes al jornalero pobre [˓anî] y necesitado [˒ebyôn], tanto de entre tus hermanos como de entre los forasteros que estén en tu tierra, en tus ciudades. En su día le darás su jornal. No se ponga el sol antes de que se lo des, pues él es pobre, y su alma lo espera con ansiedad. No sea que él clame a Jehová contra ti, y en ti sea hallado pecado» (Deut. 24:14-15 RVA). Cuando se trata con injusticia, el oprimido puede clamar a Dios a fin de que lo defienda. En términos económicos, los ˓anî viven de día en día y se encuentran socialmente indefensos, sujetos siempre a la opresión. La primera vez que se usa el término en la Biblia, se garantiza a los ˓anî (dentro de una sociedad que obedece la ley divina), su vestimenta exterior para calentarse de noche, aun cuando estuviera empeñada durante el día: «Si das prestado dinero a algún pobre de mi pueblo que está contigo, no te portarás con él como usurero, ni le impondrás intereses. Si tomas en prenda el manto de tu prójimo, se lo devolverás a la puesta del sol» (Éx. 22:25-26 RVA). Los justos protegen y liberan a los «afligidos» (Isa. 10:2; cf. Ezeq. 18:17) cuando los injustos se aprovechan de ellos y les llenan de opresión (Isa. 58:7). El rey en particular tiene la responsabilidad de proteger a los ˓anî: «¡Levanta la voz por los que no tienen voz! ¡Defiende los derechos de los desposeídos! ¡Levanta la voz y hazles justicia! ¡Defiende a los pobres [˓anî] y necesitados [˒ebyôn]!» (Prov. 31:9 NVI).

˓Anî puede indicar a alguien que está físicamente oprimido: «Por tanto, oye ahora esto, afligida, que estás ebria, mas no de vino» (Isa. 51:21 LBA).

La opresión física tiene que ver a veces con la opresión espiritual, como en Sal. 22:24 (RVA): «Porque no despreció ni desdeñó la aflicción del afligido, ni de él escondió el rostro». La aflicción exterior a menudo conduce a la aflicción interna y a clamar a Dios: «Vuelve a mí tu rostro y ténme compasión, pues me encuentro solo y afligido» (Sal. 25:16 NVI). Sin mencionar aflicciones externas, se habla con frecuencia de los piadosos como «afligidos» o «pobres» a los que Dios sustenta: «Tu rebaño ha habitado en ella. Por tu bondad, oh Dios, has provisto para el pobre» (Sal. 68:10 RVA). En estos casos, lo que se tiene en mente es pobreza y necesidad espiritual.

A veces el término quiere decir «humilde», como en Zac. 9:9: «He aquí, tu rey viene a ti, justo y victorioso, humilde y montado sobre un asno» (RVA; cf. Sal. 18:27; Prov. 3:34; Isa. 66:2).

A la misma familia de ˓anî pertenece el nombre ˓onî, «aflicción», que aparece unas 36 veces en todas las épocas del hebreo bíblico. ˓Onî tiene que ver con la condición de dolor y/o castigo que proviene de la aflicción. En Deut. 16:3, el pan de la proposición se denomina pan de «aflicción» porque es un memorial físico del pecado que causa la aflicción (Sal. 25:18), los problemas que el pecado acarrea (en particular la servidumbre en Egipto) y la liberación divina del pecado (Sal. 119:50).

˓Anî también está relacionado con ˓anawah, «humildad, mansedumbre». El término se encuentra solo 5 veces y expresa las dos características que surgen de la aflicción. Cuando se usa en relación a Dios se refiere a su sumisión a su propia naturaleza (Sal. 45:4).

Dal (1800, דַַל), «un humilde, pobre, degradado, indefenso, débil». Este nombre también se encuentra en ugarítico. En hebreo bíblico está unas 47 veces durante todos los períodos. Dal tiene relación, aunque con diferencias, con ˓anî (que sugiere alguna clase de aflicción), con ˒ebyôn (que enfatiza necesidad) y con rash (que expresa indigencia). Los dallîm eran la clase media de Israel, los destituidos (en la antigüedad la mayoría del pueblo era pobre). Por ejemplo, en Éx. 30:15, los dallîm son lo contrario de ricos (cf. Rut 3:10; Prov. 10:15).

El vocablo puede además señalar pobreza social o condición humilde. Dal, entonces, describe a los que son el reverso de los poderosos: «No harás injusticia en el juicio. No favorecerás al pobre, ni tratarás con deferencia al poderoso. Juzgarás a tu prójimo con justicia» (Lev. 19:15 RVA; cf. Amós 2:7).

Cuando Gedeón reaccionó en contra del llamado del Señor para liberar a Israel, destacó el hecho que su familia era demasiado débil para esta tarea: «Entonces le respondió: ¡Oh, Señor mío! ¿Con qué podré yo liberar a Israel? He aquí que mi familia es la más insignificante de Manasés» (Jueces 6:15 RVA; cf. 2 Sam. 3:1). Dios ordena que la sociedad proteja al pobre, humilde y débil: «No seguirás a la mayoría para hacer el mal. No testificarás en un pleito, inclinándote a la mayoría, para pervertir la causa. Tampoco harás favoritismo al pobre en su pleito» (Éx. 23:2-3 RVA; cf. Lev. 14:21; Isa. 10:2). El Señor advierte además que si los seres humanos dejan de hacer justicia, Él entonces la hará (Isa. 11:4).

Un cuarto énfasis se encuentra en Gén. 41:19 (primera vez que se cita el vocablo) donde dal se contrapone a «sano» o «gordo»: «Pero he aquí que otras siete vacas subían detrás de ellas, delgadas, de muy feo aspecto y flacas de carne» (RVA). O sea que dal indica una condición o apariencia física enfermiza. Se usa con este mismo significado en 2 Sam. 13:4 para describir la apariencia de Amnón en su anhelo por Tamar.

Dal se usa (con poca frecuencia) para denotar pobreza espiritual (y a veces cuando esto sucede es paralelamente con ebyôn): «Entonces dije: Ciertamente ellos son unos pobres; se han entontecido, porque no han conocido el camino de Jehová, el mandato de su Dios» (Jer. 5:4 RVA). Algunos estudiosos argumentan que el término aquí significa «ignorancia» (cf. LBA), y como manifiesta el contexto, esta ignorancia es de la Palabra de Dios.

Otro nombre que tiene relación con dal es dallah, que aparece unas 8 veces, con el significado de «pobreza; cabello desaliñado». El término aparece en 2 Reyes 24:14 (RVA): «No quedó nadie, excepto la gente más pobre del pueblo de la tierra»; aquí dallah subraya la condición social humilde y la «pobreza» del pueblo que se describe. En Cant. 7:5 la palabra indica «cabello desaliñado» en el sentido de algo que cuelga hacia abajo.

B - Verbos

Dalal (1809, דָלַַל), «estar abatido, colgar hacia abajo». Este verbo se encuentra solo 8 veces en la Biblia y siempre en pasajes poéticos. Tiene cognados y medio cognados en arábigo, etiópico, acádico y también en hebreo extrabíblico. El término aparece en Sal. 79:8: «No recuerdes contra nosotros las iniquidades de nuestros antepasados; vengan pronto tus misericordias a encontrarnos, porque estamos muy abatidos».

˓Anah (6031, ענָה), «afligir, oprimir, humillar». Este verbo, que también aparece en arábigo, se encuentra unas 74 veces en todos los períodos del hebreo bíblico. El primer caso se encuentra en Gén. 15:13: «Y Dios dijo a Abram: Ten por cierto que tus descendientes serán extranjeros en una tierra que no es suya, donde serán esclavizados y oprimidos cuatrocientos años» (LBA).

C - Adjetivo

˓Anaw (6035, עָנָָו), «humilde; pobre; manso». El adjetivo, que aparece unas 21 veces en hebreo bíblico, tiene estrecho parentesco con ˓anî, se deriva del mismo verbo y a veces es sinónimo. Tal vez se deba al muy conocido intercambio entre las consonantes vaw y yodh. ˓Anaw se encuentra casi exclusivamente en la literatura poética y describe el resultado que Dios desea cuando nos aflige, «humildad». La primera vez que aparece, el término describe tanto la condición objetiva y la actitud subjetiva de Moisés. Entendió que dependía totalmente de Dios: «Y aquel varón Moisés era muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra» (Núm. 12:3).

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