ESPÍRITU, HÁLITO

Rûaj (7307, רוחַ), «aliento; hálito, aire; viento; brisa; espíritu; coraje; temperamento; Espíritu». Este nombre tiene cognados en ugarítico, arameo y arábigo. El término se encuentra unas 378 veces en todos los períodos del hebreo bíblico.

Primero, el vocablo significa «hálito» o «aliento», el «aire» que se respira. Esta acepción se destaca en Jer. 14:6: «Los asnos monteses se ponen sobre los cerros y aspiran el viento como los chacales» (RVA). «Recobrar el aliento» es revivirse: «Cuando [Sansón] bebió [agua], recobró sus fuerzas [aliento] y se reanimó» (Jueces 15:19 LBA). «Quedar sin aliento» es sentir asombro: «Y cuando la reina de Sabá vio toda la sabiduría de Salomón, y la casa que había edificado, asimismo la comida de su mesa… se quedó asombrada» (1 Reyes 10:4-5 RVR; «sin aliento» RVA, LBA). Rûaj también puede referirse a hablar o al «hálito» de la boca: «Por la palabra del Señor fueron hechos los cielos, y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca» (Sal. 33:6; «soplo» RVA; «espíritu» RV; cf. Éx. 15:8; Job 4:9; 19:17).

Segundo, el término se usa con un énfasis particular en la calidad invisible, intangible y fugaz del «aire»: «Acuérdate de que mi vida es un soplo; mis ojos no volverán a ver el bien» (Job 7:7). A veces rûaj puede sugerir falta de propósito o inutilidad, aun vanidad (vacuidad): «Los profetas serán convertidos en viento, puesto que la palabra no está en ellos» (Jer. 15:13). Las «palabras ventosas» (Job 16:3 RV) son «palabras vacías» (RVR); de la misma manera en que el «conocimiento ventoso» es «conocimiento vacío» (Job 15:2; cf. Ecl. 1:14, 17) «correr tras el viento» (LBA); «aflicción de espíritu» (RVA, RV-95). En Prov. 11:29 rûaj significa «nada»: «El que turba su casa heredará viento». Este matiz se percibe muy claramente en Ecl. 5:15-16: «Como salió del vientre de su madre, desnudo, así volverá; tal como vino, se irá. Nada de su duro trabajo llevará en su mano cuando se vaya. Este también es un grave mal: que de la misma manera que vino, así vuelva. ¿Y de qué le aprovecha afanarse para el viento?» (RVA).

Tercero, rûaj significa «viento». En Gén. 3:8 el término parece referirse a la brisa suave y refrescante del atardecer que es muy propia del Oriente Medio: «Oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el jardín en el fresco [literalmente, «aire» RVR] del día» (RVA). Puede significar un viento fuerte y constante: «Y el Señor hizo soplar un viento del oriente sobre la tierra todo aquel día y toda aquella noche» (Éx. 10:13 LBA). También puede referirse a un viento sumamente fuerte: «Jehová hizo soplar un fortísimo viento del occidente» (Éx. 10:19 RVA). En Jer. 4:11 el término parece referirse a un vendaval o tornado (cf. Oseas 8:7). Dios es el Creador (Amós 4:13) y soberano Controlador de los vientos (Gén. 8:1; Núm. 11:31; Jer. 10:13).

Cuarto, el viento representa orientación. En Jer. 49:36 los cuatro vientos son los cuatro confines de la tierra, es decir, los cuatro puntos cardinales: «Sobre Elam traeré los cuatro vientos [gentes de los cuatro puntos cardinales] de los cuatro extremos del cielo, y los dispersaré en todas las direcciones. No habrá nación a donde no vayan los desplazados de Elam» (Jer. 49:36 RVA). Esta misma frase, con el mismo significado, se ha encontrado en acádico; a decir verdad, la expresión comienza a aparecer en hebreo durante el período en que se hace más frecuente el contacto con los pueblos de lengua acádica.

Quinto, rûaj a menudo indica el elemento de vida en el ser humano, su «espíritu» natural: «Y murió toda carne que se mueve sobre la tierra… Todo lo que tenía aliento de espíritu de vida en sus narices» (Gén. 7:21-22). En estos versículos los animales tienen «espíritu» (cf. Sal. 104:29). Por otro lado, en Prov. 16:2 el vocablo parece significar más que el simple «hálito» de la vida; tal vez el «alma»: «Todo camino del hombre es limpio en su propia opinión, pero Jehová es el que examina los espíritus» (RVA; «intenciones» LVP). Por esto, Isa. 26:9 usa nepesh, «alma», y rûaj paralelamente como sinónimos: «Mi alma te espera en la noche; mientras haya aliento en mí, madrugaré a buscarte» (RVA. El «espíritu» de la persona regresa a Dios (Ecl. 12:7).

Sexto, con frecuencia se usa rûaj para hablar de la mente (intención), disposición o «temperamento» de alguna persona: «Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad, y en cuyo espíritu no hay engaño» (Sal. 32:2 RV-95). En Ezeq. 13:3 la palabra se usa en el sentido de «inclinación»: «¡Ay de los profetas necios que siguen su propio espíritu y no han visto nada!» (LBA; cf. Prov. 29:11). Rûaj puede indicar ciertos estados de ánimo, como en el caso de Jos. 2:11: «Al oír esto, nuestro corazón desfalleció. No ha quedado más aliento en ninguno a causa de vosotros» (RVA; cf. Jos. 5:1; Job 15:13). El «temperamento» (mal genio) de una persona es otro uso de rûaj: «Si el ánimo del gobernante se excita contra ti, no abandones tu puesto; porque la serenidad apacigua grandes ofensas» (Ecl. 10:4 RVA). David oró para que Dios le devolviera «el gozo de tu salvación, y un espíritu generoso me sustente» (Sal. 51:12 RVA). En este versículo, «gozo de salvación» y «espíritu generoso» («libre» RV; «noble» RVR; RV-95; «de poder» LBA) están en paralelo, o sea, son sinónimos. Por tanto, «espíritu» se refiere al ánimo interior así como «gozo» alude a una emoción interna.

Séptimo, la Biblia habla a menudo acerca del «Espíritu» de Dios, la tercera persona de la Trinidad. Este es el significado de rûaj la primera vez que aparece el término: «Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas» (Gén. 1:2 RVR). Isa. 63:10-11 y Sal. 51:12 hablan específicamente del «Espíritu Santo».

Octavo, a los seres inmateriales (ángeles) en el cielo se les llama a veces «espíritus»: «Y salió un espíritu y se puso delante de Jehová, y dijo: Yo le induciré» (1 Reyes 22:21; cf. 1 Sam. 16:14).

Noveno, también se usa «espíritu» para expresar la capacidad o dotación de alguna persona para cierta tarea o bien la esencia de una de sus cualidades: «Y Josué hijo de Nun estaba lleno del espíritu de sabiduría, porque Moisés había puesto sus manos sobre él» (Deut. 34:9 RVA). Eliseo pidió a Elías una doble porción de su «espíritu» (2 Reyes 2:9) y lo recibió.

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